EL MASNOU
HOLOCAUSTO DE VANIDADES
Querido amigo:
Un
bello sueño tuve ayer. Me veía como capitán de un pequeño buque, ala deriva y
sin destino, naufragando lentamente.
Creía
haber escapado de mi casa, de la casa de mis padres, y vivir en un mundo de
situaciones. Con un inmenso montón de paredes que caían; paredes en blanco,
techos de porcelana y suelos de barro. Puertas y ventanas cerradas con rejas y
candados, de colores llamativos y estridentes. Con miles de disfraces, cada uno
para una situación diferente. Con una vecina enferma de Cáncer, que lentamente
va agonizando, sin nadie que la escuche, desamparada en su molde, sin más
vecinos ni compañía que la oscuridad para hacer trampas, y ese juego que te
arrastra a mundos de algodón, de figuras de terciopelo, de jazmines y rosas, de
caminos al borde de la autopista, de coches tranvías y pasajeros de la muerte,
de periódicos y mausoleos electrónicos, avanzadilla de una mañana que me pisa
los talones y me vuelve loco.
Bajo
el humo de los cigarrillos y con una sobredosis de caballo en las venas, y la
sangre resbalando hacia abajo tratando de ponerme en un compromiso. Con mi pene
por delante y mi culo y lengua hacia fuera. Con mis hinchados apetitos bajo los
pantalones, y las suelas de los zapatos desgastadas de tanto caminar. Con mis
pulseras, anillos y collares. Con mi líbido medio rota y mis ataques de
ansiedad. Con mis dedos insensibles y mi ropa sudada y sucia, y la gente
fanática de nuevos devaneos. Hablando de lo verdaderamente importante. De las
vivencias del pasado. De polvos y orgasmos que jamás se podrán olvidar. De su
primer amor y de la primera vez que sus manos se estrecharon con las mías. Del
primer beso en cualquier portal, a oscuras, en silencio; y de la primera vez
que ser vieron envueltos en algo importante.. Preguntándose lo que haría falta
para obtener o tener lo que tanto deseas. Con un futuro ya planeado de
antemano, que consiguen firmando letras a un alto interés. Maldiciendo la
subida de los alimentos de primera necesidad. Eludiendo las palabras mal sonantes.
Descansando en su butaca tipo Kennedy delante del mausoleo, antes de que el día
acabe. Esperando que su cuenta en el banco no esté en negativo; que sus hijos
vayan a un buen colegio, y que cuando tengan la edad suficiente, comiencen a
trabajar, a producir, y a abrir la boca y cerrar los oídos.
No... no puedes pensar que una situación acabe
contigo. Que una borrachera no es nada importante. Que saber escribir es cosa
de tontos. No, no puedes pensar eso, ni tú ni nadie.
La
mitad de las situaciones de este mundo son sólo una trampa, un callejón sin
salida donde es necesario estar en posesión del salvoconducto de buena
conducta. Donde te das cuenta de que estás siendo engañado, que tú precio es
bajo, y que lo único que hace falta es un revolución de principios mal o bien
encaminados.
Sería
necesario estar de vuelta al pasado que ya conoces; al mundo de las grandes
orgías y comilonas. De vuelta a las guerras de independencia. En busca de
galones y medallas que expondrás en la
vitrina que previamente has diseñado y mandado a construir, en la cual situarás
todas tus ambiciones. Después harías una butifarra al aire, que la encuentre
quien quiera, para que el pobre desgraciado que aún no ha abierto los oídos,
permanezca también sordo y mudo. Que el pobre desgraciado al cual no le queda
nada mas que el dinero suficiente para comprarse el billete para el gran
autobús oscuro, ese oscuro autobús que mata en silencio, sin risas ni lágrimas,
de un tiro, con un revolver el cual una vez cargado es fácil de que se dispare,
de apuntar en una dirección o en otra; de abrirse con el un agujero en el
estómago, cabeza, o en el mismo corazón.
Ojalá
que todos los desgraciados del mundo apretaran el gatillo de la verdad al
unisono, en un último grito, con la esperanza de que gobierno países y gente
importante no pestañease.
Hay
también otros modos de ver el mundo y las formas de vida. Hay dos situaciones
que convergen de lo mismo y que son completamente diferentes. Hay hombres que
dicen que todo ser humano es importante. También hubo hombres que dijeron que
los importantes sólo eran uso cuantos, y que los demás pertenecían a esa clase
de complementos que se utilizan para dar sabor al plato principal.
En
este mundo cotidiano donde querer es poder, la fuerza de voluntad adquiere un
plano supremo, puesto que es la frontera entre el bien y el mal. La barrera en
que tú yo se desenvuelve en busca de un fin, como todo hombre. Pero a veces, es
solo un medio, una forma de ligar el futuro. Nunca verás al vagabundo y al
delincuente, y a toda esa clase de gente no marginada sino rastrera y sucia,
con la fuerza de voluntad necesaria para que puedan ser llamadas personas de
bien. No, al contrario, cada día se olvidarán mas y mas de que hay que rendir y
trabajar en lo que sea y como sea, para poder exigir un puesto en esta tierra.
Esta tierra que está formada por pequeñas partículas, por grandes montañas y
mares, en las que el que desee el bien, siempre podrá aspirar al menos al mal.
En esta tierra de promisión, tuya y mía, los predicadores han marcado su huella
en los senderos, y arado los campos para todos los que en ella vivimos, con
sangre sudor y lágrimas. Esta tierra y esa gente sin religión ni cultura
política, son la base y el fundamento de mi lucha diaria, base de todos aquellos
que olvidados de las manos, se dejan llevar por el devaneo de mundos mejores.
Basta
ya de comprar trajes nuevos, de hacer el buen tipo. Como todos sabemos, en la
India hay miles de seres que mueren de hambre, pero también en las Hurdes
tenemos una enfermedad alejada y olvidada de hospitales, de médicos y de
miradas hacia atrás. Esas miradas que imperturbables jamás han vuelto la
cabeza, que permanecen como momias con la mirada perdida en el horizonte, sin
vacilar, con sus ojos firmes en algo que brilla cerca de las largas manos. Algo
que nunca será del pueblo, de las multitudes. Es algo más de lo que tú y yo
podemos pedir, y de lo que nunca veremos
y querremos poseer. Es un espejismo abandonado en nuestra situación, en nuestra
tierra. Como una pequeña fiebre que mata, que crea envidias y riñas, que mueve
a los tiranos ambiciosos en la carrera que nunca acaba. Carrera que nunca ha
pretendido ser exclusiva de las serpientes de mortal veneno. También yo quiero
competir. La balanza está bien equilibrada, y hacia un lado u otro tiene que
inclinarse. Eso es algo que no tiene vuelta de hoja, ya que es indudable que
hacia el lado que cayese o inclinase, sería el ganador.
Y
aunque ellos dejaran que saltes a la fama, que escribas en los periódicos y que
griten tu nombre, te engañarán al final, y te mezclarán en hecatombes de las
que no eres culpable, pero que por las circunstancias tampoco eres inocente. No
hay inocentes, es una trampa, cuidado.
Para
mí, mientras el desenlace se aproxima, dejo que la vida siga su curso, y que el
destino se vuelva un tranvía con salida en Paseo de Gracia, y parada final en
el barrio San Roque.
La
falta de ambientes, de lugares a donde ir, de espectáculos, de luces y farándulas,
de olor a azufre en las verbena de San Juan; de agua que corre en su tranquilo
cauce; de puestos de caramelos, pipas, garbanzos y golosinas, forman el vacío
cotidiano.
No
quedan magos ni juegos en la noche, ni aceras en las calles. ¿Dónde están
aquellas mujeres que eran como agua para las plantas? ¿Dónde está el eco de los
tacones que hora tras hora machacaban el suelo de la Calle Rovadors? De esa
calle donde se palpaba la vida, donde cuando paseabas podías sentirte vivo, y
palpar la verga que latía entre tus piernas, y esos suspiros ante la mujer de
enormes pechos y hermoso trasero que me hacían explotar en anhelos ¿Dónde está
toda esa carne, toda esa vida? Donde están los traficantes de trocitos de
cielo, de sueños y pesadillas. De ascensores y cohetes con destino a las nubes
y al limbo, o quizás mas arriba de la luz. Buscando los ojos de cualquiera en
el infinito, justo cuando el sueño se convierte en pesadilla y te das cuenta de
que caes poco a poco, escalón a escalón; que comienza a dolerte la cabeza, y a botarte el estómago.
Es
algo de lo que solemos estar de vuelta antes de lo imaginado, mas defraudado
que la última vez, pero vuelves a probar, y cada nueva vez es mas rápido y
fugaz, mas enajenante y mas negro. Es el comienzo de lo que no puedes entender,
y es por eso por lo que puede parecerte que no ligue una cosa con otra, aunque
yo diría que es algo real, que hay páginas en blanco y que cada uno escribe en
ella como le da la gana. Así que lo mejor será que cada uno busque su
situación, su compromiso, o algo que quiera de verdad. Yo personalmente, cuando
esté harto de leer lo que escribieron los demás, buscaré la carne en cualquier
calle placentera, y me dejaré tocar y matar. Dejaré que me sienten sobre la
silla y que alcen mis piernas hacia el techo, para quien conmigo esté, lama mis
peludas pelotas negras; y dejaré que me metan dos dedos en el culo, que me
metan la lengua y golpeen mis entrañas, hasta que esté harto y me escurra
cuando nadie me mire. También haré juegos con mi mente, y una vez haya olvidado
a la ninfómana Mina, aquella mujer que compartía su vida conmigo, y que en lo
único que pensaba era en desprenderse de la ropa, en acariciarme y abrirse de piernas, para que yo le
introdujera mi precioso falo una y otra vez, en su profunda y húmeda raja,
hasta que ya no podía mas, hasta cuando lo habíamos hecho muchas veces o mas,
hasta que lo único que deseaba era poder escapar.
Quisiera
olvidarme de todo eso. Quisiera volver a la gente pasear. Quisiera poder
ligarme a un hombre de pelo en pecho, que me agarre bien del culo y apriete
fuertemente. Que no sienta vergüenza ni pudor. Alguien que sepa bien como
hacerme disfrutar, para que vibre mi cuerpo, mi alma y mis sueños. Permaneces
tumbados juntos y desnudos, en la fría habitación, y la llama de los cirios
reflejada en la pared, y nuestras sombras revolviéndose sobre la cama. En un
coito interminable de placer. Con la música de viejas melodías. O quizás
descansando un instante para volver a escuchar a Edith Piaf, para maquinar
algún aquelarre con Poe, para sentirme Garcia Lorca, o tal vez Lord Henry o el
adorable Dorian. Sentir que estoy vivo al fin y al cabo. Que me duele el culo y
lo otro, y la lengua caliente. Y es que el amor es lo mas importante. Ese amor
que lo es todo. Que mueve al mundo. Que fue y es el tesoro que todos llevamos
ocultos dentro. El cual solo entregamos y dejamos poseer, por la persona a la
que mas unida no se puede estar. Que no se puede comprar con dinero, ni bajo
presiones, que es sincero y real. Tan real como que existo, como que ahora te
estoy escribiendo. AMOR, palabra que significa lo suficiente, por la cual,
cualquier ser humano puede volverse loco.
Podría
enviarte una copia de lo que algunos escritores imprimieron en las páginas en
blanco, sobre el amor, pero para que decirte lo que tú mismo conoces y sabes
que posees. ¿Para qué decirte que es importante, si lo puedes imaginar?
No
hace falta que estallen bombas de ira para conocer el odio. Tampoco hace falta
haber estado en las Puertas del Edén, para saber que en cualquier corazón, cada
hombre tiene un paraíso que ofrecer.
Un
abrazo. Lu Benet.
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