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lunes, 10 de febrero de 2014

VSC Reencuentro 2014

10 de Febrero del 2014
Buenas noches. Radio Van Sin Club ataca de nuevo.

La cucaracha ha sido exterminada.

El viernes por la noche aparecimos en el lugar de reunión: Marta, Víctor, Otto, Aly y yo.
La noche no era muy fria, pero la ayuda de un pequeño fuego de leña, nos hizo aguantar una velada entretenida en la que hablamos de lo que estaba pasando con los VSC. No había nada importante que destacar, aunque la opinión de Victor y la mia no tenían nada en común.
Quiero aclarar que aunque alguno supone que fui yo quien sugirió esta quedada, no es así, fue idea de Víctor.

A eso de las 9 de la noche llegamos al lugar, y tras colocar un par de mesitas y sillas para estar mas cómodos, Marta y Víctor me invitaron a compartir una  sopita con fideos de un sabroso caldo navideño, y unas copas de vino: sopa preparada por la madre de Marta, y que estaba estupenda. Charlamos de la salida de la semana anterior y de cosas sin demasiada importancia. Tras unas copas al lado del fuego Marta se quedó durmiendo bajo el abrazo del calor de las llamas, pero pronto nos fuimos a dormir. Yo dormí fatal. En la cama di mas vueltas que un trompo y la noche se me hizo larga, pero no cansada. Aly estuvo inquieta, pero aguantó estóícamente hasta que la abrí la puerta por la mañana. Tras dar un par de vueltas alrededor de la furgo, la volví a abrir la puerta, y los dos volvimos a la cama. Otra cabezadita durante un rato, y cuando volví a asomar la cabeza por el cristal, Victor ya estaba asomando la cabeza por detrás de su furgoneta. Me vestí y sali al exterior, nos saludamos y Marta se unió a nosotros dos. Marta preparó el desayuno y me dió la bronca por comerme un croasant relleno de mermelada.
No teníamos ningún plan organizado, así que después de desayunar nos fuimos a buscar un poco de leña, pues la que habiamos llevado la noche anterior ya se había acabado. No buscamos por los alrededores de la barbacoa, ya que es donde va todo el mundo, y yo supose que en un camino un poco mas alejado sería mas fácil encontrar leña por los suelos. Efectivamente, pronto encontramos pequeñas ramas en el suelo por todos lados. Pero dos árboles caidos de los cuales yo quería llevarme uno. Estaba enganchado el tronco por unas pequeñas raices, pero no había modo de poderlo arrancar del suelo. Lo giré a un lado y a otro pero nada. Necesitaba un hacha, pero hace tiempo que quiero comprar una, pero otra vez me ha hecho falta y el hacha sigue en la tienda. La pareja de culo inquieto no paran ni un momento de subir ladera arriba y abajo recogiendo madera. A veces encontramos un tronco algo grande, pero la mayoria eran ramas que no tardariamos en quemar. Recogimos las ramas que pudimos y las llevamos hacia la barbacoa. Tuvimos la precaución de dejar un montón de leña preparada para un segundo viaje. Cuando volvimos por segunda vez, ya habían llegado la familia de Marta, marido y niños incluidos.
Marta montó un vermouth en un momento, mientras otro preparaba el fuego. Estuvimos picando un rato, y las butifarras, pollos y morcillas, comenzaron a retorcerse en el fuego. La comida ya estaba lista, y en un momento dimos cuenta de ella. Luego comimos algunas pastas y café. Sobró un poco de comida y seguro que para la noche se puede recalentar.
Estabamos tranquilamente chismorreando sobre todo el mundo, cuando llegó una hola de aire frio. Una hora de mal rollo, que por suerte fue alfo pasajera.
Pronto se hizo de noche, y de golpe, a lo lejos, unos faros alumbraron el bosque. Menuda sorpresa, pero si parecen la Ana y Chema. Incrédulos nos levantamos a mirar quien había llegado y efectivamente, eran los Llongueras. Nos saludamos como gente civilizada y se juntaron a la mesa en un plis plas. No recuerdo que cenamos, pero mientras estábamos hablando, otras luces alumbraron de nuevo el bosque. ¿Quien podría ser? Sacamos los ojos de las órbitas y en eso que vimos una furgoneta negra, bueno, de ver no vimos nada, pues entre la oscura noche y el color de la furgo no se distinguía nada. Y entonces alguien dijo, son los Kiebres. Menuda sorpresa de nuevo. Allí estaba Paco delante mio, con su carita pálida, como si no hubiera matado una mosca en su vida. De repente recibo un beso en la mejilla, y era Luisa quien me saludaba. Tras la sorpresa inicial, las cervezas empezaron a salir desfilando desde las neveras, y algunas que estaban calientes fueron intercambiadas por otras mas fresca. A las niñas se les preparó una sopita caliente, y el resto seguimos bebiendo. Yo estaba extrañamente bebido, aunque no borracho, pues durante la visita del viento del Norte, no pude por menos que tomarme toda la botella de whisky para no levantarme de mi asiento y poder soportar todo lo que resoplaba en mi oido. Seguimos bebiendo y charlando, que parece ser nuestro deporte preferido, pero no tardé mucho en irme a dormir. Otra noche que dormí con un ojo abierto, pues los tres mosqueteros cogieron una cogorza de cuidado. Mas de uno se cayó mientras estaba de pie, y otros, cuando se fueron a dormir, entraron en sigilo, pero no tardaron en inclinar la cabeza sobre el fregadero y practicar el arcadismo. Entresueños les estuve oyendo las risas mientras duró la pequeña juerga, hasta que por fin nos invadió el silencio.
Fui el primero otra vez en sacar a Aly de la furgo, pero como no había nadie despierto aún, nos volvimos a acostar. Al cabo de un rato me levanté y Luisa estaba desayunando sola, preguntándose: quien me iba a decir a mi hace unos años, que iba a salir en furgoneta y a desayunar sola en medio del bosque.
Poco a poco fue levantandose la gente, y el agetreo de platos y cucharas invadió el ambiente.
Algunos queriamos ir al mercadillo de Tordera a comprar algo para comer, pero otros no sabían si quedarse o no. Al final Chema dijo que si alguien se quedaba, él también se quedaría alli vigilando las mesas y las furgos. Nos metimos en los coches como pudimos, y tres de las furgos nos fuimos hacia el mercadillo. Aparcamos fuera del parking para ahorrarnos los 2 euros que costaba aparcar, y caminando por el borde de la carretera, hacia el mercadillo que nos dirigimos.
Los primeros puestos eran tiendas de ropa, y a continuación, comenzaban los puestos de fruta y verdura. Al fondo del paseo había un puesto de pollos Alast, donde después comprariamos unos pollos para comer. Fuimos a ver las gallinas, los patos y aves de corral que alli también tiene su parada. Los niños fueron los que mas disfrutaron. Nosotros compramos huevos y pan, y volvimos para recoger los pollos.
Tras dos horas de ausencia, nos plantamos sobre las mesas practicamente, unos sacando platos, otros abriendo bolsas de patatas, algunos colocando sus viandas sobre la parrila y yo, que tenía un hambre horrible, saqué un plato, me serví medio pollo, y ni corto ni perezoso me puse a comer. Cada uno daba cuenta de su comida, y tras el café algunos empezaron a recoger para volver a casa pronto. Nos fuimos despiendiendo, hasta que solo quedamos Ana y yo hablando, mientras Chema hacía la siesta. En eso que llegaron mi madre, mi hermano y su novio, hablamos un poco y volvieron a irse. Despues de un buen rato Chema se desperto, y como volvía a hacer frio y el fuego se había apagado, me despedí de ellos y de otro estupendo fin de semana.

Eso ha sido todo desde Radio Van Sin Club. Hasta la penúltima.
Albúm de fotos:
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VSC Reeencuentro 2014, un álbum en Flickr.

5 comentarios:

  1. Benito, eres único escribiendo!! Ha sido perfecto fin de semana, con muy buena compañía;-) luisa.

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    Respuestas
    1. Gracias, Luisa:
      agradezco que leais el blog y dejeis algún comentario sobretodo.
      Hasta la próxima.

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  2. Qué risa con lo de "los 3 mosqueteros" xD muy buena Benito, como siempre

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  3. Muy buena como siempre tanto la cronica como las fotos,costo hacer la conjunta pero al final pudimos hacerla (vitorius)

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  4. El año que viene espero que seamos mas.

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