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viernes, 4 de mayo de 2012

Triste despertar

Son las 12:51 Y acabo de despertarme, y lo primero que oigo es:

¡Ay que pena de vida, ojalá que mañana cuando amaneciera estuviera muerta! Ay Dios mio. Y así cada día.

Seguro que mi loquero lo entiende, pero a mi cada día esta frase me está matando por dentro. Está claro que estoy loco y que no entiendo nada, pero lo único que me han dicho mis queridos psiquiatras despues de 6 años es: You can't get enough satisfaction. Y encima tengo que salir de casa para que me digan esto, me receten un montón de pastillas que me tienen mas loco todavía y sean incapaces de apretarme los tornillos. Claro que la jefa de psiquiatría me dice, que no me dejará hasta que me encuentre bien. Realmente lo hace por mi o porque le interesa tener pacientes. Hace poco la dije que no iba a ir mas a verla y ni siquiera me preguntó el por qué. Ahora voy a otro loquero que me hace leer el Misántropo y cree que con eso voy a aprender algo. Si despues de los miles de libros que he leido, solo sé que no sé nada, para qué me va a servir un panfleto mas.

Gracias a Avepenix por preguntar donde estaba, pues no quiero que lloren sobre mi tumba, arrepentidos de las cosas que no me han dicho cuando estaba vivo. Gracias Ana, aunque seas todo lo catalana que eres y vayas en VW. Ayer en la serie Mentes Criminales citaban una frase de Harriet Beecher Stowe: “Las lágrimas más amargas que se derraman sobre nuestras tumbas son por las palabras nunca dichas y las obras inacabadas”.

Y yo sigo callado, mordiéndome los labios y maldiciendo el tiempo perdido.

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