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domingo, 2 de abril de 2017

Restaurant Banys Lluis

Hoy he ido a comer al Restaurant Banys Lluis, situado en la población de Sant Pol de Mar, el recorrido de 21 km que lo separa de mi casa, ha sido rápido. El día ha amanecido soleado pero el ambiente es algo fresco. He llegado temprano, siendo el primero de mis amigos en hacerlo.  Me apetecía tomar algo, pero todas las mesas estaban reservadas, un buen negocio al parecer, pues mientras preguntaba por mi mesa, ha habido varias llamadas de teléfono y estaban dando hora para comer, a las 4 de la tarde, aunque las dos llamadas que oí, colgaron sin hacer reserva. A pesar de ser Cataluña y que mucha gente come tarde, hasta para mi esto hubiera sido demasiado tiempo de espera.

Como os iba diciendo, quería tomar algo bien fresquito, pero ya que la única opción de hacerlo era de pie a la entrada del restaurante, y como aún faltaba tiempo para que llegaran mis amigos, decidí tumbarme en la playa a tomar el sol. Creo que es la primera vez que lo hago este año, y el sol calentaba aunque no resultaba insoportable. No sé si me he quedado dormido, pues llevo varios días durmiendo poco, pero dejando de lado a una franchuti que daba gritos a su hijo, el lugar estaba medio vacío, y todos hacían lo mismo que yo, aunque bien vestiditos. A diez minutos de las dos, que era para cuando teníamos la reserva, me he levantado, y cuando me dirigía al local, una voz desde la cola de entrada ha dicho mi nombre. Eran Aurelia y Rafa que al igual que lagartijas fuera del sol, esperaban en la fila a que les atendieran. Les he dicho, "Venid, seguidme" y ellos "Que no, que ya habían pedido tanda y tenían que seguir en la cola esperando". "Venga, seguidme que yo ya sé cual es nuestra mesa". Nos hemos dados besos por doquier, pues hacía meses que no nos veíamos, y tras efusivo saludo para dentro del local nos hemos dirigido, dejando a toda la fila boquiabiertos creyendo como mínimo que yo era un jeque árabe pero sin guardaespaldas. Una vez que cada uno elegimos una silla donde sentarse, empezó el interrogatorio acostumbrado de aquellos amigos que llevan un tiempo sin verse. Rafa sigue igual que siempre, quizás más delgado, pero lucía un buen aspecto. Aurelia que decía que quería mucho verme, se ha mantenido distante y cercana a la vez. Me alegro de haber quedado para comer. No sé quien llegó después, si Carmeta y Sebas, o la Danone y Jean, pero como siempre que llega la Danone, ya comenzaron los problemillas. Como Emy tuvo que irse a su tierra urgentemente, anulamos una de las reservas, pero, no esperábamos que viniera Jean, con un cara de sueño, que arrastra en un carrito, y es normal, se ha tirado toda la noche de juerga con sus amigos. Bueno, el caso es que los del local nos han buscado una pequeña sillita para que se sentara en un pequeño sitio, y problema resuelto. Como es natural, Jean no ha querido comer paella, y ha pedido unos macarrones, que se ha comido sin decir ni pio, mientras el resto esperábamos que nos trajeran la paella. En realidad creo que no ha sido asín, Jean ha empezado a comer mientras el resto hemos pedido unos calamares y almejas, y algo más que nos refrescara el gaznate. A mi se me cerraban los ojos, me sentía cansado, pero con un par de indirectas a la Danone y meterme un poco más con el resto del grupo, me animé lo justo, para que el vino empezara a hacer su trabajo en mi cerebro, o en lo que queda de el. En eso que llegaran dos hermosas paellas con una pinta increible, ojalá hubiese venido mi madre, pero ha preferido quedarse en casa. Aurelia ha cogido los mandos y me ha llenado el plato con una ración no muy grande, y ha servido también a Rafa y a ella misma. Los otros iban a su ritmo, dando cuenta de la otra paella, Ya casi al final, se me ha ocurrido probar la paella de los otros, y me ha parecido que estaba más buena que la nuestra, pero ya no había nada que hacer. Lo de los postres ha sido algo más complicado, pues todo el mundo quería comer "Coca", pero a mi no me ha llamado la atención, y prefería pedir algo fresco. Primero he pedido fresas con helado, pero el camarero parecía que no se enteraba mucho, me dijo que no tenían los dos ingredientes juntos, pero bueno, solo hay que coger las fresas y añadir unas bolas de helado, no creo que sea tan difícil. Yo no me lo podía creer, pero oiga, no tiene algo fresco que ofrecerme, y el camarero parecía un memo allí de pie, pero sin ofrecerme nada a aparte de repetir la lista de postres. Al final he pedido un helado de limón con vodka, y algún otro licor que acompañara. El caso es que cuando han traido mi postre, sólo ha llegado una sencilla copa de helado, tras reclamar dónde estaba el mojito y compañia, me lo han servido en un vasito aparte, primer fallo, cuando he pedido el café le he dicho claramente que lo quería con sacarina pero me han traído azúcar, a quejarse de nuevo.
Conclusión, el lugar está bastante bien, la comida muy buena, y a pesar de que el servicio ha sido amable, hay algo que les falla. El precio, unos 40 € por cabeza, que es justo lo que gané el mes pasado.
P.D. se me olvidaba decir que Rafa me ha regalado un billete de I/V a Sudamérica, gracias colega.





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