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viernes, 31 de diciembre de 2010

Sidi Ifni

Al día siguiente me fui a Sidi Ifni. De entrada me recordó mucho a Chef Chaouen, pero en plano. Mientas buscaba no se que, un señor se acercó al ver mi matrícula española. Estuvimos hablando un rato y nos deseamos un buen viaje. La calle principal, que es la carretera, es subida y bajada, y el resto es bastante plano, tiene un puerto muy interesante donde se come muy bien. Las casas son blancas y sus bordes están pintados de azulete. Cuando me fui, por el camino me encontré con los famosos ciclistas franceses descansando debajo de una palmera. Hablamos un ratito y continué mi camino. Cuando ya iba a poner a La Marchosa en marcha, apareció la jubilada y me preguntó si la podía llevar. Naturalmente dije que sí. Así que desmontamos su carrito que parecía que pesaba una tonelada, y metimos el carro y su bici en la furgo. Quedamos con los hombres en un pueblo que se llama Abaynou, donde hay unas aguas termales y que estaba cerca de donde ellos querían llegar aquel día. Nosotros llegamos pronto a los baños, pero solo me bañé yo. La verdad es que se estaban bien en aquella piscina tan grande con agua calentita. Cuando me cansé, salí y le dije a mi amiga que tenía hambre, que si no era mejor esperar a los ciclistas en el siguiente pueblo, pues sino tenían que hacer 20 km más. Dijo que si y nos fuimos a Guelmin, la puerta del Sahara donde la figura de 2 enormes leones te abren la puerta al desierto. Allí un chaval nos acompañó gratuitamente hasta un restaurante, pues yo no encontraba ninguno. La Juvi pidió una ensalada, el chaval un sprite y yo, para dar la nota, 3 pinchos de pollo y otros 3 de carne picada. Pero lo malo es que cada pincho llevaba su propios complementos, asi que no se como, me vi la mesa llena completamente de comida. Y eso que estoy a regimen, pero que le vamos a hacer. Me comí lo que pude y allá que dejé el resto. Los ciclistas llamaron por teléfono diciendo que les habían invitado a unos porros y que tardarían algo más en llegar. 23 km se convirtieron en varias horas de espera, pero al caer la tarde, allá a lo lejos, aparecieron 4 ciclistas y entre ellos iban los 2 que esperamos. Nos saludamos y nos despedimos al mismo tiempo, pues ya era de noche y me quedaban unos 100 km para volver. A la que compadezco es a la pobre francesa, pues si hoy hizo solo 14 km, mañana tenían previsto hacer 125 desde Guelmin hasta TanTan. Yo creo que el otro chaval más joven se irá solo en cuanto pueda. Volví de noche y no muy tarde al camping, traté de conectarme a internet, pero perdía la conexión cada dos por tres, asi que derrotado decidí dejarlo para otro día.

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